San Zacarías

 

San Zacarías es una figura venerada en el cristianismo como el padre de San Juan Bautista, el precursor de Jesucristo.

Se le recuerda por su papel en el plan divino de la salvación y por su fidelidad como sacerdote del Antiguo Testamento.

Su vida y acciones, relatadas principalmente en el Evangelio de San Lucas, han dejado una profunda huella en la tradición cristiana.

 

Fecha de celebración y contexto

La Iglesia Católica celebra la fiesta de San Zacarías el 6 de septiembre. Sin embargo, en el calendario litúrgico bizantino y en la Iglesia Ortodoxa Oriental, San Zacarías y su esposa, Santa Isabel, son conmemorados juntos el 5 de noviembre.

Ambos son figuras destacadas del Nuevo Testamento, pero sus raíces y acciones se remontan al contexto del Antiguo Testamento, especialmente en lo que respecta a la tradición sacerdotal judía.

 

Vida y misión de San Zacarías

San Zacarías era un sacerdote judío de la clase de Abías, uno de los 24 grupos de sacerdotes que servían en el Templo de Jerusalén según una tradición establecida desde los tiempos de David (1 Crónicas 24:10).

Estaba casado con Isabel, una mujer también de linaje sacerdotal, descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios, observando fielmente todos los mandamientos y preceptos del Señor.

Sin embargo, a pesar de su piedad y rectitud, no habían tenido hijos, y ambos eran ya de avanzada edad (Lucas 1:5-7).

Este detalle de su vida es significativo porque, en la tradición judía, la falta de descendencia era vista a menudo como una desventaja o incluso un castigo divino.

Sin embargo, el relato evangélico destaca que Zacarías e Isabel eran justos, lo que subraya el hecho de que Dios tenía un plan especial para ellos.

 

El anuncio del Ángel Gabriel

Uno de los episodios más memorables de la vida de San Zacarías ocurrió cuando fue elegido para ofrecer incienso en el Templo de Jerusalén.

Esto era un honor especial para los sacerdotes, ya que el incienso simbolizaba las oraciones del pueblo elevándose hacia Dios. Mientras realizaba este acto sagrado, el ángel Gabriel se le apareció a la derecha del altar del incienso, una señal de su misión divina (Lucas 1:8-11).

El ángel le anunció que sus oraciones habían sido escuchadas y que su esposa Isabel daría a luz un hijo, a quien deberían llamar Juan. Este niño no sería un niño común, sino el precursor del Mesías.

El ángel explicó que Juan sería «grande delante del Señor» y que tendría el espíritu y poder de Elías, el profeta que había sido tomado al cielo sin haber muerto, para preparar al pueblo para la venida del Señor (Lucas 1:13-17).

A pesar de la grandeza de este anuncio, Zacarías mostró escepticismo debido a la avanzada edad de él y de su esposa. Como resultado de su falta de fe, el ángel le dijo que quedaría mudo hasta el nacimiento del niño (Lucas 1:18-20).

 

El nacimiento de Juan y la restauración del habla

El relato evangélico continúa con la concepción milagrosa de Isabel y el nacimiento de Juan el Bautista.

Cuando Isabel dio a luz, y los familiares y vecinos se reunieron para la ceremonia de la circuncisión, querían nombrar al niño Zacarías, en honor a su padre.

Sin embargo, Isabel insistió en que el niño debía llamarse Juan, tal como el ángel había instruido. Los presentes se sorprendieron y recurrieron a Zacarías, quien escribió en una tablilla: «Juan es su nombre» (Lucas 1:57-63).

En ese momento, su habla fue restaurada, y Zacarías comenzó a alabar a Dios.

Este milagro dejó a todos asombrados y se difundió por toda la región. San Zacarías, lleno del Espíritu Santo, pronunció el famoso cántico conocido como el Benedictus, una oración de alabanza y profecía (Lucas 1:67-79).

En él, agradece a Dios por la venida del Salvador y predice el papel de su hijo como precursor del Mesías.

 

Muerte y legado

Aunque el Nuevo Testamento no menciona explícitamente la muerte de San Zacarías, algunas tradiciones señalan que murió mártir. Según una antigua tradición, Zacarías fue asesinado en el Templo por su fidelidad a Dios.

Esta versión se basa en una interpretación de Jesús en Mateo 23:35, donde se menciona a Zacarías, hijo de Berequías, como mártir. Sin embargo, no hay consenso entre los estudiosos sobre si esta referencia se refiere al padre de Juan el Bautista o a otro Zacarías mencionado en el Antiguo Testamento.

En la tradición cristiana, San Zacarías es venerado como un hombre de profunda fe que, a pesar de sus dudas iniciales, cumplió con su papel en el plan de Dios.

Su cántico, el Benedictus, sigue siendo una parte fundamental de la oración diaria de la Iglesia, recitada en el rezo de Laudes.

 

Reflexión espiritual

San Zacarías es un ejemplo de cómo la fe puede ser probada incluso en las personas más justas.

A pesar de su piedad, Zacarías dudó del poder de Dios cuando se enfrentó a lo que parecía imposible.

Sin embargo, su historia nos enseña que Dios siempre tiene un plan, incluso en las circunstancias más difíciles y que, a través de la oración y la fidelidad, se pueden superar las dudas y la incredulidad.

Su vida también destaca la importancia del silencio y la reflexión.

Durante los meses en que quedó mudo, Zacarías tuvo la oportunidad de meditar en el poder y la voluntad de Dios.

Este período de silencio lo preparó para reconocer la magnitud del plan divino y proclamarlo con alegría cuando su voz fue restaurada.

San Zacarías sigue siendo un modelo de paciencia, obediencia y esperanza en la promesa de Dios, lo que lo convierte en un santo relevante para los cristianos de todos los tiempos.

 

Fiesta y celebración: 6 de septiembre