El calendario gregoriano fue promovido por el papa Gregorio XIII para corregir la inexactitud y desajuste del calendario juliano, el objetivo a la hora de implantar el calendario gregoriano era ajustarlo añadiendo 1 día en el mes de febrero cada 4 años para que fuera acorde al tiempo de traslación de la Tierra alrededor del sol.
La regla general acordada es que cada 4 años se añadiese un día al calendario para que tuviese 365 corrigiendo así la diferencia entre este y el mencionado de traslación de la Tierra, lo que se conoce como año bisiesto se implantó progresivamente en los países católicos.
El calendario gregoriano es utilizado oficialmente en la mayoría de países, sumando un día adicional en la forma indicada se ajusta mejor al periodo anual, su uso se fue extendiendo gradualmente hasta la actualidad sustituyendo al calendario juliano que a su vez se adoptó del calendario solar egipcio.
Los años bisiestos
Febrero fue el mes elegido para realizar el ajuste y así consensuarlo internacionalmente, en su momento se consideró que era la mejor fórmula para que en el calendario de 12 meses se realizaran las correcciones derivadas de las horas de desajuste acumulada a lo largo del año.
Los años bisiestos fueron la solución al desorden de la época, cada cuatro años había 1 día más en el mes de febrero siendo este de 29 días de tal forma que durante los años se podía ajustar el calendario civil al año natural.
El calendario gregoriano ha demostrado su utilidad y desde la fecha ha sido el de mayor eficacia, la necesidad de ajustar los días del año a los periodos solares fue muy acertada y por el momento no hay evidencias científicas que lo pongan en duda, es posible que en un futuro se adecúen otros métodos debido a los avances científicos y tecnológicos pero lo cierto es que este momento parece lejano, lo cierto es que para la mayoría de ciudadanos contar con un calendario unificado a nivel internacional es una gran ventaja.
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