San José de Cupertino

San José de Cupertino, conocido por su misticismo y fenómenos sobrenaturales, es uno de los santos más fascinantes de la historia del cristianismo.

Nacido en Cupertino, Italia, en 1603, y conocido principalmente por sus levitaciones durante éxtasis místicos, San José ha sido venerado como el patrón de los aviadores, estudiantes y personas con dificultades académicas.

Su vida estuvo marcada por una profunda sencillez, humildad, y una ferviente devoción religiosa, que lo llevó a experimentar gracias excepcionales y situaciones que desafiaban la lógica humana.

 

Primeros años de vida

Giuseppe Maria Desa, su nombre de nacimiento, vino al mundo el 17 de junio de 1603 en Cupertino, una pequeña localidad en la región de Apulia, Italia.

Hijo de un humilde carpintero que falleció poco antes de su nacimiento, Giuseppe creció en un ambiente de gran pobreza.

Su madre, Francesca Panara, se encargó de su crianza y lo describió como un niño distraído y de temperamento difícil, que a menudo se perdía en sus pensamientos, lo que le valió la reputación de ser «lento» o poco inteligente.

Esto le acarreó numerosos problemas en la escuela, donde su rendimiento académico era pobre y su capacidad para retener conocimientos parecía limitada.

A pesar de estas dificultades, el joven José mostraba una gran inclinación espiritual desde muy temprana edad.

Era propenso a tener momentos de devoción tan intensos que parecía desconectarse del mundo físico. Este rasgo, que en su niñez le causaba dificultades, fue posteriormente interpretado como una manifestación de su don místico.

 

Vocación religiosa y dificultades iniciales

A los 17 años, sintiendo una llamada hacia la vida religiosa, José intentó ingresar en la Orden de los Frailes Menores Conventuales (franciscanos), pero fue rechazado debido a su falta de educación formal y habilidades intelectuales.

No obstante, su determinación no se desvaneció y, después de varios intentos fallidos de ingresar en diferentes comunidades religiosas, finalmente fue aceptado como hermano lego en un convento capuchino.

Sin embargo, su estancia fue breve, pues fue despedido debido a su torpeza en las tareas cotidianas y su dificultad para cumplir con las labores manuales.

Desalentado pero no vencido, José regresó a su hogar. A pesar de las numerosas adversidades, continuó buscando una forma de consagrar su vida a Dios.

Finalmente, los frailes franciscanos de Grotella, conmovidos por su sincera devoción, lo admitieron como sirviente en el convento. Allí, José trabajó en los establos, desempeñando tareas sencillas, pero manteniéndose siempre cercano a la oración.

 

El camino hacia el sacerdocio

La vida de José cambió cuando, bajo la guía de sus superiores franciscanos, fue preparado para recibir las órdenes menores.

Aunque su inteligencia seguía siendo limitada, su entrega y devoción impresionaron a los superiores, quienes lo apoyaron para que continuara su formación.

Contra todas las expectativas, José fue ordenado sacerdote en 1628. Se cuenta que durante su examen final, el examinador le pidió que comentara sobre un pasaje de la Sagrada Escritura que era de su completo conocimiento.

Este hecho fue considerado providencial, ya que José, sin preparación adecuada, pudo aprobar el examen por la gracia divina.

 

Los fenómenos místicos y levitaciones

Después de su ordenación, comenzaron a ocurrir fenómenos sobrenaturales a su alrededor, que lo marcaron como un santo en vida.

La característica más destacada de su vida mística fue la levitación. En diversas ocasiones, cuando entraba en éxtasis profundo durante la misa o en la oración, se elevaba del suelo ante la mirada atónita de los presentes.

Estos hechos ocurrieron con tanta frecuencia que las autoridades eclesiásticas y la Inquisición tomaron nota.

El fenómeno de las levitaciones se ha documentado en más de 70 ocasiones. El más conocido ocurrió durante una misa en la iglesia del convento franciscano, cuando, en un momento de éxtasis, San José de Cupertino comenzó a flotar en el aire, elevándose hasta el techo del templo.

Este fenómeno atrajo a multitudes de fieles y curiosos, pero también causó incomodidad en la jerarquía eclesiástica.

 

Persecución y aislamiento

Los dones extraordinarios de San José atrajeron la atención de las autoridades religiosas y civiles, que en ocasiones los vieron con desconfianza.

En 1638, fue llamado a Roma para ser investigado por la Inquisición debido a sus levitaciones, las cuales podrían haber sido interpretadas como signos de herejía o engaño. Sin embargo, tras varias indagaciones, no se encontró nada contrario a la fe en su conducta.

A pesar de esto, se decidió aislarlo del público para evitar que se convirtiera en objeto de culto popular y causa de disturbios.

Fue trasladado a varios conventos en condiciones de reclusión, viviendo en la más estricta obediencia y humildad.

Estos años de aislamiento fueron, paradójicamente, los más fructíferos espiritualmente para San José, quien aceptó con serenidad la voluntad de Dios y continuó experimentando visiones y fenómenos sobrenaturales.

 

Muerte y canonización

San José de Cupertino falleció el 18 de septiembre de 1663, a los 60 años de edad, en Osimo, Italia, después de una vida de sufrimiento, pero también de gozo espiritual.

Su cuerpo fue sepultado en el santuario de Osimo, que con el tiempo se convirtió en un lugar de peregrinación.

Su proceso de canonización comenzó poco después de su muerte, debido a los numerosos testimonios de milagros atribuidos a su intercesión.

Fue beatificado por el Papa Benedicto XIV en 1753 y canonizado por el Papa Clemente XIII en 1767. Su fiesta se celebra el 18 de septiembre, fecha de su muerte, y es invocado especialmente por estudiantes y personas que enfrentan desafíos académicos, debido a las dificultades que él mismo experimentó en su juventud.

 

Legado y patronazgo

San José de Cupertino es conocido como el «santo del vuelo», no solo por sus levitaciones, sino también por su espiritualidad elevada y su constante anhelo de unión con Dios.

Además, es el patrono de los aviadores y estudiantes, especialmente aquellos que se enfrentan a exámenes difíciles. Su vida es un ejemplo de cómo la gracia divina puede actuar incluso en aquellos que, desde una perspectiva humana, parecen tener pocas capacidades.

El santuario de San José de Cupertino en Osimo sigue siendo un lugar de devoción para miles de peregrinos, quienes buscan su intercesión y se inspiran en su vida de sencillez, obediencia y profunda devoción mística.

San José de Cupertino es un testimonio de la acción de Dios en la vida de quienes, a pesar de sus limitaciones, se entregan completamente a la voluntad divina.

Su vida, marcada por fenómenos extraordinarios y una fe inquebrantable, sigue inspirando a fieles de todo el mundo. A través de su ejemplo, recordamos que la verdadera sabiduría y poder provienen de la humildad y la obediencia al plan de Dios.

 

Fecha de nacimiento: 17 de junio de 1603

Fecha de su fiesta litúrgica: 18 de septiembre